20.8.12

Vida y Muerte



Que no advierta que claudico ante su cuerpo
y que mis venas afloran cual famélicas serpientes.

Se asfixia la vida y se libera el infierno.
Se propaga el arrebato como aceite candente.
 

Puños cerrados denuncian deseos,
infiernos dantescos mutando el sudor.

Que no advierta la sangre usurpando mi vientre,
ni la heroica lujuria devorando al pudor.
 

Son sus ojos donde muero.
Es su cuerpo donde renazco.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Los poemas que empiezan por "que" los encuentro misteriosos. Es como... ¿qué parte venía antes que ha callado? leerlo es sentirlo como un ¡plom! la poeta se ha descargao.

salud!
Pepe

Carolina O. dijo...

Así es Pepe,
los poemas que comienzan con un "que" traen algo bajo el ala... jaja.

Gracias por pasar y por tu comentario!
Me alegra que te haya gustado.

Caro

Sergio dijo...

Precioso. Este poema tiene una gran carga emocional.
La carne y el espíritu siempre se debaten un espacio en la vida.

Encantado con leerte.

Serge.

Carolina O. dijo...

Serge, amigo del alma, cuánto tiempo hace que no sabía nada de ti... . Creo que nuestra última lectura fue en TusTextos hace ya muuuuchos meses. Siempre has sido un gran amigo. Gracias por estar y por seguir mis letras!!

Caro