19.12.15

Falsa Paz




Ésto de obligarse a olvidar,
como un querer suprimir lo dicho,
no se acerca a la quietud.

Es un diálogo a solas;
ver perderse a la mirada
y conservar la vista.

Mis labios, suspendidos,
mecen y consuelan
la culpa que se niega a morir.

Ni tú un recuerdo,
ni yo la sensatez
que predica la biblia de mi honor.

¿Para qué engañarnos?
Tanta mentira sólo puede admitir
una sola verdad.

Pasarás con el tiempo,
aquel que siempre regresa
a recordar lo que no se olvida.