30.7.12

Pecado Carnal







De todos los besos,
los suyos, me los he tragado,
pócimas de noches con sus lunas doradas
que arrancan mi aliento
hasta exponer los huesos.

 La danza del fuego
al compás de sus manos
desnudando al deseo
ante el juicio de un dios.

 De todos mis ruegos,
el último.
Un decreto de conquista perenne.

 Mi juramento:
la sumisión


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 Revuelta en la piel
de roces marcando veredas,
exilio de miedos y remordimientos
al país del perdón
del llegar a morir por querer.

 Profanando valles regados
con efluvios dorados
al paso tenue de mis dedos,
guerra de labios
y paz en el lecho.

 Será buena cosa
ganarme el infierno
por haberme bañado en su fuego.

 Más allá del calor de su abrazo
ya no hay nada cierto.