14.7.12

La Ambigüedad del Romance (desde el punto de vista femenino)





Anoche, ha caído en mis manos, una de esas estadísticas aleatorias, de las cuales uno siempre se cuestiona cuántas personas se han tomado en cuenta y cuál ha sido el publico objetivo al cual fue dirigida.

Obviamente, en esta oportunidad, la segunda incógnita se contestaba por sí misma; las mujeres.

Debo reconocer, que evito hacer demasiado énfasis en números que no me resultan confiables, pero esta vez, el tema a tratar, sí resultaba atractivo, "La Ambigüedad del romance desde el punto de vista femenino".

Hasta ayer, mi relación con la materia expuesta, era clara y concisa. Si hubiese tenido que describirme una hora antes de haber repasado los resultados descubiertos, sin duda, mi respuesta hubiese sido:

- El romance no es parte de mi vida, prefiero los hechos concretos sin el "ingrediente extra" que lejos de acercarme a la persona, me provoca desconfianza.

Si, he de admitir que estaba equivocada. El concepto de romance que yacía en mi información celular e intelectual, estaba completamente errado. Es evidente que había confundido, a lo largo de tantos años, a la zalamería con ésto, que supone mucho mas que palabras o recursos con un objetivo específico, que la mayoría de las veces, se vincula directamente con el acto sexual y casual.

Percibiendo que después de leída la introducción del recuento tenía mucho que aprender, me introduje de lleno a los comentarios y respuestas de las féminas en cuestión.

La mayoria de ellas, declararon, (no muy abiertamente), que llegado el momento, padecían de un conflicto interno relacionado con la famosa "lucha por la igualdad de derechos". Si bien, la evolución de la mujer dentro de la sociedad en estas últimas décadas, ha sido extremadamente prometedora, hemos de reconocer que también, hemos perdido algunos privilegios que seguramente explican someramente la actitud "pasiva" que caracterizaba a la mayoría de las mujeres de los años '50s hacia atrás.

Mi atención se detuvo en los detalles, en las aspiraciones que el grupo parecía tener en común ante una relación que sentían como importante.

He aquí algunos de los puntos que me han llamado mas la atención:

- Mensajes o Notas:

breves frases que recuerden permanentemente el amor/cariño del que somos mercedoras.

- Sorpresas:

Objetos o acciones inesperados/as que evidencien la importancia y el lugar que tenemos en la vida de nuestra pareja.

- Confianza y Aceptación:

relacionado ésto, con el respeto de los tiempos ajenos, libertad de acción y pensamiento.

- Comunicación:

(es importante destacar que las mujeres, simpre en su mayoría por su puesto, no toleramos el secreto ni la incertidumbre), por lo tanto, debo entender, que ésta característica está directamente relacionada con la sinceridad y el diálogo abierto y ligero.

- Paciencia y Entendimiento:

en el 90% de los casos citados, la relación de éstos se asocia con los momentos de intimidad. Es sabido que las mujeres difrutamos del "trayecto" y no del "destino". Del camino al propósito, depende la sensación de éxito una vez materializado el logro.

- Detalles:

Entendiéndose por ellos, gestos tales como la acción de abrir la puerta del vehiculo/coche, evocación de fechas importantes, mención de la ropa, accesorios, etc, contacto fisico directo y obvio, (sobre todo frente al mismo género) y toma de decisiones que liberen a la mujer de su rol maternal.

- Sentido del humor:

esencial en cada momento de la convivencia.


Reconsidero entonces, que el romance implica, según lo entendido, una decisión inconsciente que es tomada en el momento que elegimos a alguien "para siempre". El conocimiento absoluto del uno y el otro. Un acercamiento no sólo a lo físico, sino también a una lectura completa de la naturaleza de nuestra pareja. Es un exploración diaria, donde el juego de la seducción, se convierte en en el eslabón que une al amor (sentimiento) con la seguridad de la unión con el ser querido en el tiempo.

Seria hipócrita no admitir la complejidad de la psicología femenina, tanto como no aceptar que en definitiva, somos seres a los que nos movilizan dos motores: el miedo (inseguridad) y el deseo.

Pues entonces, desde hoy, comenzaré a evaluar mis conceptos teniendo en cuenta que, aunque me cueste reconocerlo, puedo pasar perfectamente por un ejemplar típico de mi especie: Una mujer romántica y sin remedio.