1.3.10

Deber de Gratitud



Le debo al sol

su cómplice mirada.

Al agua,

su ración de aliento.

A la tierra,

el mimo y el sustento.


Le debo al aire

las gracias,

el cumplido

y el favor.



Le debo al cielo

el milagro de ser sucesor.

(Nunca igual,

siempre mejor,

tal vez algo diferente).


Y es que en eso consiste mi labor.

Genealogía abstracta e innegable

de lo que fui...,

un embrión resistente.



Me han confiado la tarea

de ser árbol

y arboleda,

de dar semillas

y frutos.

¡Cuánto peso sobre las finas ramas

de un simple arbusto!



Pero no me quejo señor,

todos padecen de lo mismo.

Agradezco en cambio el vigor

de mantenerme erguido.


Ya llegará el viento que sople,

el hacha que mutile

y el brote que ignore

que algún día he sido.



Le debo a la sombra

de mis propias hojas

la humedad vital

de mi alimento.


Me debo,


(aunque siempre lo olvide),

me debo las gracias... .

.
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8 comentarios:

Jorge dijo...

hay que dar gracias a la vida.
Saludos

Carolina O. dijo...

Gracias Jorge,

un placer tenerte por aquí.

Bienvenido siempre!

Pepe López dijo...

Creo que sentiste placer al ser transmisora de tan bellos versos.
Eres genial (aunque siempre lo olvides)

Besos plateados

Emiliano Pardavila dijo...

Excelentes letras

Carolina O. dijo...

Mi querido Pepe,

es verdad..., siempre lo olvido o jamás he sido consciente de ello.
(Es normal, como éste árbol, todos vemos los defectos y virtudes de los demás con mas claridad).

Gracias por tu comentario y tus hermosas palabras.

Un abrazo amigo!

Carolina O. dijo...

Emiliano,

¡qué alegría verte por aquí!
Gracias por estar.

Me alegra que te haya gustado.

Saludos amigo!

Antonio Misas dijo...

Caro,

Este poema me ha traído aquí desde poetas anónimos, después de leer Carpe Diem, otra joya.

¡Escribes muy bien!

Gracias por compartirlo

Carolina O. dijo...

Antonio,

que honor para mi que mis letras me acerquen a otros colegas.
Gracias, no sabes cuanto me halagas.
Un placer contar con tu presencia.

Saludos!