2.12.11

Miedo



Le he sugerido al miedo que renuncie
a ésta sumisa razón
que le es tan fiel como una virgen.

Le he insinuado lo inconsecuente de su querencia
que sujeta las manos de una efigie olvidada por el tiempo.

Se me ocurre que entre ambos,
sólo coexiste una relación de costumbre,
que nada tiene que ver con la supremacía ni la lucha.

Lo he invitado a conquistar nuevas mentes
y, ¿qué crees?
Le ha gustado la idea.
Imagino que por sentirse,
mas que por ser.

Lo hemos intentado todo
y de tantas maneras
que al final,
nos dimos por vencidos.

Indiscutiblemente,
la damnificada se tragó al victimario.
(Habrá sido con los años
y seguramente sin masticar).

¿Qué sería del miedo sin mi razón?

Seguramente,
 un nostálgico errante,
un utópico guerrero sin ofensa,
una herida en un soldado de juguete.

Así pues,
he concluido por transformar el concepto.
Sin mí no eres nadie.
Finalmente,
tu esencia es
condicional
a mi debilidad.


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